viernes, septiembre 30, 2005

TURANDOT


Mi Opera favorita, desde que estudiaba en la Universidad

En Pekín, China, en una época legendaria, Turandot, la hija del Emperador Altoum, ha ordenado a su verdugo Pu-tin-pao cobrar la vida de varios nobles de las más apartadas latitudes. El crimen de estos infelices fue acercarse al palacio imperial a pedir la mano de la princesa, sin haber podido resolver los tres enigmas que establecía un edicto.

El primer acto comienza cuando un mandarín recuerda a viva voz lo que establece el siniestro pergamino dirigido a los aspirantes a la mano de la princesa. A continuación, el funcionario informa que el último de los postulantes, el príncipe de Persia, ha fallado. La cruel multitud, sedienta de sangre, exige que el verdugo termine pronto con su labor y decapite al infortunado.
En medio del desorden, el desterrado y ciego rey tártaro Timur cae al suelo, sin que Liù su fiel sirvienta pueda evitarlo. Un joven desconocido, Calaf, lo ayuda a incorporarse y descubre con sorpresa que quien yace en el piso es su padre. Calaf le pregunta a Liù porque cuida con tanta dedicación a su desvalido progenitor. La esclava le contesta que porque una vez, en el palacio, Calaf le sonrió.

A continuación, aparece Turandot, quien sin pronunciar palabra, ordena con un gesto la ejecución del príncipe de Persia. Calaf queda absolutamente prendado de la inmensa belleza de la hija del Emperador y se decide a ganar su mano. Ping, Pang y Pong, los ministros de la corte, símiles de las máscaras de la commedia dell'arte presentes en la fábula de Gozzi, y Timur tratan en vano de convencer a Calaf para que no acometa tan riesgosa empresa. Acto seguido, Liù realiza un último ruego a través de la célebre "Signore, ascolta!".

No obstante, el heroico príncipe tártaro les informa que no cejará en su esfuerzo de conquistar a Turandot, mientras la grotesca multitud se regocija previendo a un próximo mártir del amor.

El segundo acto comienza con Ping, Pang y Pong y su tragicómico repaso por el reciente historial de ejecuciones, al tiempo que preparan simultáneamente la boda o el funeral, según sea la suerte que corra Calaf.

En la segunda escena comparece el Emperador Altoum, quien, resignado, da curso a los acontecimientos, no sin antes tratar de convencer por última vez a Calaf para que desista. Por fin Turandot abre la boca y explica la razón de su implacable comportamiento.

Su gélido actuar es solidaridad con una antepasado -la princesa Lo-u-Ling- que fue violentada por un extranjero. A continuación, amenaza a Calaf y le espeta que tres son los enigmas, pero que la muerte es una. Luego, ante un conjunto de sabios se realiza la prueba. Calaf contesta acertadamente "Esperanza", "Sangre" y "Turandot", desatando la ira de la princesa.

El Emperador le recuerda a su hija que el juramento es sagrado y debe cumplirse. Calaf, conmovido, le propone a la gélida princesa que si adivina su nombre antes del amanecer, marchará al cadalso voluntariamente y renunciará a su mano.

El tercer acto comienza con la lectura de un nuevo decreto: la princesa ordena que nadie debe dormir en Pekín, bajo pena de muerte, pues el nombre del príncipe ignoto debe ser conocido antes de que salga el sol. Aquí aparece el momento más conocido de la ópera.

En "Nessun dorma", Calaf le advierte a la princesa que nadie averiguará su nombre, conmina a las estrellas a ocultarse y anuncia su inminente victoria.

Ping, Pang y Pong tratan de convencer a Calaf para que se vaya, ofreciéndole tesoros y mujeres, para así salvar el pellejo de los súbditos de Pekín. Calaf se niega, pero en eso aparece una multitud que trae prisioneros a Timur y Liù, recordando que habían sido vistos conversando con Calaf.
Bajo tortura tratan de que Liù confiese el nombre del príncipe desconocido.

La esclava coge la daga de un guardia desprevenido y se inmola por amor a Calaf sin decir su nombre. La muerte de la joven conmueve a todos los presentes, incluso hace vacilar a Turandot por unos instantes.

El príncipe tártaro se aprovecha de esto para arrancarle el velo y besarla apasionadamente. Calaf le dice su nombre voluntariamente, pero la princesa de hielo, súbitamente humanizada, acepta su destino de unirse a él. Al final, Turandot le relata a su padre, el Emperador Altoum, que el nombre del extranjero con que se casará es "Amor". El pueblo reunido celebra y les desea felicidad eterna.

El enigma argumental Esta mezcolanza de cuento de hadas, tragedia cruel, leyenda y comedia grotesca; con personajes que o no evolucionan o se transforman por arte de magia en lo contrario que fueron siempre, con seres que se enamoran sólo con mirar; se transformó de todas formas en una de las óperas más queridas por el público